Punto de congelación

A medida que iban quedando menos pasos para llegar a la puerta, la ansiedad iba en aumento. Hacía más de un año que no se encontraba con M. y no sabía cómo se sentiría al volver a verle.
Desde la puerta pudo ver que había un montón de gente alrededor de la mesa, y salvo tres personas, hubiera preferido que a los demás se los tragara el mismo infierno, pero no siempre se puede tener todo lo que se desea. O no cuando se desea.
Avanzó hacia la barra, pidió una cerveza y fue entonces cuando se dió cuenta de que le había visto y no había sentido absolutamente nada.
Le dijo al camarero que no le pusiera la cerveza, que se tenía que ir, y sin que nadie la hubiera visto se marchó.
Al salir una sonrisa brotó en sus labios, sabía que ese día tenía que llegar, pero le sorprendió que hubiera sido tan fácil.

Comentarios

  1. Recuerda: las huídas hay que realizarlas a tiempo.

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  2. Me temo que no puedo tomar un camino si no estoy convencida de hacerlo.
    Mientras tanto, sigo caminando en la misma dirección... aunque sea la dirección equivocada.

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  3. Bueno, las decisiones las tomas tu

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