Mi Hotel Existencia

En mi Hotel Existencia vivimos el Oráculo, la Reina, Patonetes, Conan y yo. También nos acompaña una familia de ardillas rojas y montones de pájaros que anidan principalmente en el tejado y que en estas fechas empiezan a cantar hasta bien pasado el verano.
Erizos que nos visitan furtivamente por la noche y varias generaciones de golondrinas, que siempre vuelven al nido que construyeron hace ya más de diez años en el garaje.
Tres salamanquesas que adornan las paredes y se comen cualquier arañita, mosca o bichito que se le ocurra andar por ahi y pequeñas lagartijas que en cuanto te ven sueltan la cola y después se quedan muy quietas, como para despistar.

Una culebra de medio metro que encontramos en el salón y sacamos algo asustados al jardín, aunque a la Reina lo cierto es que le encantó y un autillo que hasta que no encuentra pareja nos nos deja dormir por las noches, cuando tenemos la ventana abierta. Le llamamos el pájaro PI porque es lo único que canta, sólo dice PI, desde el atardecer hasta la madrugada, y así todas las noches, hasta que encuentra respuesta.

También pasa por aqui algún que otro gato sin dueño, que viene a buscar la comida que les pone la vecina. El otro día vi a Terminator, un gato negro, enorme, el único que ha sobrevivido a un paseo por el jardín con Patonetes y que le dejó de recuerdo una cicatriz que le cruza el hocico de arriba a abajo.
La familia de ratones, que tiene su guarida en un agujero dentro un armario de obra, en el garaje, y que para hacer su nido cogen todo lo que pillan por ahi, cristales, tornillos, gresite de la piscina, la pelusa de la secadora, trozos de papel, de tela, piedras, hierba, arena, un año construyeron una puerta entrelazando unos alambres, fue increíble, debía haber sacado una foto.

El dominio indiscutible del espacio aéreo es del ejército de urracas, son enormes en comparación con los gorriones, los petirrojos, las cotorras argentinas, los canarios, los jilgueros, las abubillas o los mirlos, pero no son tan numerosas como éstos últimos, y a veces se retiran dignamente cuando las tropas de mirlos toman posesión de algún árbol. Entonces van llegando los demás pajaritos al árbol declarado zona de paz y se arropan entre ellos para descansar de tanta prepotencia.
Las palomas, unas cuatro o cinco, van a su bola, no se meten con nadie, no disputan territorios y conviven de igual a igual con las urracas, llevan otro ritmo.

Todos nosotros dependemos de los árboles y plantas que nos rodean, que son los que consiguen que vivamos en un edén. Los quince pinos, los seis chopos y los tres prunos, uno injertado y dos silvestres, que nacieron el año que compramos el Hotel, uno a cada lado del camino de entrada.
Un olivo, que todos los años dá montones de aceitunas y un magnolio que se niega a resultar bonito, tiene la copa desierta de hojas y no sabemos por qué. Un laurel que huele a un metro de distancia y el almendro que plantamos el mes que nació la Reina, y ya tiene siete años.

Un ciprés que es tan alto como los chopos, nunca habréis visto nada igual y tres adelfas con flores de distintos colores, blancas, rosas y granates. Un arbusto de flores blancas que nacen al final del invierno y ocho rosales, con rosas blancas, de té, rosas, amarillas como una yema de huevo, rojas como la sangre, que desprenden un olor del que es dificil apartarse.
Y la enorme pradera de hierba que invita a pasear, a soñar, a tumbarse y abandonarse.

Ahora que empieza a adivinarse que la primavera está muy cerca, el jardín se despereza y se prepara para engendrar una nueva vida, que nos renueve durante todo el próximo año.
Después llegará el verano y retozaremos perezosos entre la cálida brisa, para dar paso al otoño, que nos avisa que tenemos que ir recogiéndonos. Llegará la melancolía de tanta vida y tanto amor, pero se enfriará con el invierno, cuando nos arropemos hasta una nueva primavera.

No sé vivir en otro lugar.

Comentarios

  1. vaya rollo que me he marcado... mil perdones :D

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  2. Si yo tuviera un Hotel como ese, trataría de hacer sitio para un jazminero. Por lo demás, siempre lo he imaginado como un edén. Enhorabuena.

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  3. Genial homenaje a Auster. Me encantó lo del Hotel Existencia y me ha encantado también tu particular manera de interpretarlo. Cuando leí la novela, no pude por menos que imaginar el mío.
    No te preocupes si no sabes vivir en otro lugar, me parece un lugar genial donde pasar el tiempo,
    Un abrazo

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  4. Gracias Vicente, he pasado por alto que tengo alergia al polen.
    La realidad nunca va a fastidiarme una buena historia :)

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  5. Procuro no torturarme demasiado pensando cómo se viviría fuera de aqui, al fin y al cabo, no podría hacerlo.

    Un abrazo Mónica :)

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  6. gran libro, muy positivo a pesar de como se intuye termina(o es comienza lo siguiente..)
    por cierto, supongo que de "oracle night" ni hablar no? a mi me parecio lo mejorcito que ha escrito auster en estos ultimos 5 años....ya te comentare mi teoria sobre su "salidorrez" ultima...

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  7. Todo muy bonito hasta terminar leyendo la palabra salidorrez, que no se si existe, pero provoca.

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  8. salidorrez como tal no existe, pero nuestro mundos irreales, como tales, tampoco....me voy a ver los mundo de gaiar, me llaman, me llaman!

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  9. Pelao, no he leido la noche del oráculo, pero lo haré.
    El Oráculo de mi blog tiene que ver con la definición del DRAE. Si existe alguien así estoy casada con él, lo que no es nada fácil, claro.

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