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Mostrando entradas de octubre, 2009

Los Bakugan y la manifestación de la conciencia

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Bakugan es el nombre del juego de moda entre los compis de la Reina. Consiste básicamente en unas esferas de plástico que se abren al contacto con las cartas del juego y que después debes cerrar manualmente. Tiene un rollo épico anexo que no me he molestado en aprender, puntos que otorgan poder, varias familias que se distinguen por el color de los bakugan y demás historias que hacen que no sólo sea un juego de esferas que lanzas sobre cartas, por mucho que personalmente me lo siga pareciendo. El caso es que a la Reina le gusta jugar con los Bakugan, y en el recreo se dedican a cambiárselos en función de los que te falten y de la importancia que tengan en el juego, son más apreciados los que tienen más puntos. El otro día para darle una sorpresa, y porque no hace más que sacar sobresalientes, el Oráculo le compró una tanda de seis bakugan, y cuando se los dió resulta que había tres que tenía repetidos. No había problema, porque en cuanto llegara al cole los cambiaría. Volvi

Nunca regresó a Melbat

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Nunca regresó a Melbat, no podía. Había dejado que el tiempo transcurriera, tratando que sólo con su paso la herida cicatrizara, y lo hizo, pero los recuerdos seguían allí. Las calles empedradas, los fríos muros, la soledad. La ira había congelado su corazón y combatió sin piedad, pero cuando contempló lo que había hecho, el dolor fue aún mayor. Fue tanto el odio, fue tan cruel la venganza, fue tan terrible la guerra, que sobre aquellas calles, entre aquellos muros, la vida no volvería a intentarlo. Nunca volvió a Melbat, no quedaba nadie allí. Combatió contra sus hermanos, contra los de su misma sangre, se había negado una y otra vez la compasión, la comprensión. Nunca confió en nadie, nunca escuchó a nadie, nunca se permitió sentir. No podía volver a Melbat, porque cuando consiguió no volver a odiar, no existía nadie a quien agradecerlo. Cuando lo entendió, ya era tarde. Cuando por fin sintió, las calles empedradas no se atrevían a ser testigos de sus pasos, los fríos muros eran inc

Sheldon y yo

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Ya no ponen Big Bang , vaya mierda de tele. Me gusta esta serie, principalmente porque me dá mil argumentos para quejarme del Oráculo sin abrir la boca. Ah, qué feliz soy viendo cómo resulta rematadamente raro Sheldon. A ver, no es que yo sea lo que se entiende que es una persona normal, no, para qué nos vamos a engañar. Pero digamos que sé cuales son los "condicionamientos sociales no optativos" y los cumplo con total naturalidad, como si tuvieran algún sentido, lo que hace que a ojos de un observador inexperto sea una chica sonriente, maja, encantadora, extrovertida y muy simpática. Uhm... tal vez demasiado. El Oráculo no es así, para él tampoco tienen ningún sentido, pero es que además confía completamente en mi para que se los señale y le diga qué es lo que tiene que hacer. Es como Sheldon pero en la más cruda realidad. Por eso me siento bien viendo Big Bang , es como hacer terapia de grupo. En un capítulo resulta que a Penny le dá un bajón porque se da cu

Algo no cuadra

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Algo no cuadra. Esta sensación sólo aparece de vez en cuando y coincide con el ciclo hormonal, así que debe tener que ver con cómo mis hormonas quieren que dirija mi vida. Por ejemplo, en la tele ponen una peli romántica, y dependiendo del ciclo siento el impulso irrefrenable de cambiar porque menudo coñazo, o de verla hasta el final con una caja de kleenex al lado. O la Reina pasa de hacer los deberes, y o bien levanto una ceja y le señalo los libros con autoridad incontestable, o le doy un abrazo y le preparo su merienda preferida a ver si así le dan ganas de hacerlos, sabiendo que eso jamás dá resultado. O alguien a quien quiero la caga espectacularmente, y o bien le mando a tomar por saco salvo que me dé alguna explicación satisfactoria, y ni eso, o le digo que no pasa nada, me saco el puñal de la espalda y se lo doy para que esta vez acierte en el corazón, con un beso. Y esto ocurre todos los meses, lo que resulta bastante desagradable, la verdad, teniendo en cuenta q

Innovación

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Me parece estupenda la repercusión que ha tenido la iniciativa de La Aldea Irreductible . Andaba pensando desde hace un tiempo que los blogs estaban en baja forma, principalmente por el incremento en la actividad de las redes sociales, pero al menos hoy me siento optimista. Es muy complicado, en todos los sentidos, sacar adelante un blog. Tal vez lo tienen más fácil los que se alimentan de noticias de actualidad, o los blogs temáticos, o los de personas conocidas fuera de la Red, pero los blogs personales son realmente complicados de mantener. Es casi cierto que un blog se alimenta de las visitas y comentarios, porque lo es en el sentido de que si escribes algo para que todo el mundo lo lea, al menos esperas que alguien lo haga. Pero no es cierto que la motivación sea sólo esa, o no debería serlo. Tienes que querer escribir, tienes que querer comunicarte, tienes que necesitarlo, y esa necesidad será por completo independiente del flujo de visitas o de los comentarios a fa

La ciencia en España no necesita tijeras

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Estoy completamente de acuerdo, la ciencia en España no necesita que les demos ni tijeras, que se las compren ellos, que bastante pierden el tiempo embobados, con la mirada perdida o hablando de cosas que no hay quien entienda. No sé de qué se quejan estos científicos, en serio, ¿acaso a alguien le importa lo que sea que hagan?. Se quejan de que van a recortarles un 15% del presupuesto, en vez de dar las gracias porque se les mantenga el... voy a por la calculadora... vaya, no la encuentro, bueno, pues lo que sea que quede de quitar ese 15%. Si es que les pagan por hacer nadie sabe qué, en fin, no salen en la tele, nadie habla de ellos... porque ¿qué es la investigación? ¿para qué sirve? ¿puedes comprar cosas con ella? a que no ¿verdad?, pues eso, no sirve para nada, así que vaya forma de tirar el dinero de todos. Debería reconsiderarse seriamente no subvencionar a esta gente, en fin, el otro día vi en la tele un programa que se llama Redes con un señor que parecía mi abuelo