El perro cuántico

No tengo un perro común. Lo parece, por supuesto, pero yo sé que no lo es. Y es porque no puede evitar comportarse según su naturaleza. Cuando era un cachorrito aún no había perfeccionado su técnica y cometía errores, pero ahora, dios mío, ahora es tan perfecto que he pedido a los científicos del CERN que lo analicen, porque creo que en su interior encierra el secreto de cómo se formó el universo. En apariencia es un yorkshire terrier, de un kilo y medio de peso, más o menos, y un palmo de altura. Tiene una cartilla que acredita su pedigrí, su padre es campeón de europa, dos veces, y su madre, más joven, campeona de españa. Tiene dos apellidos compuestos y el porte que le proporciona su alto linaje, lo lleva en la sangre, impreso en su adn. Cabeza siempre alta, proporciones perfectas, postura en permanente posado para las cámaras, sabe y demuestra que es un campeón. Nada de esto es extraordinario, porque hay muchos perros que son así, puede ser asombroso, pero no e...