Llegó el verano
El sol quema como ardientes cuchillas cortando la piel. Los labios se resecan, el sudor empapa la ropa, el aire abrasa la garganta. Ya ha llegado el verano y esta vez parece que viene con fuerza. Con la cantidad de días agradables que se pueden disfrutar a lo largo del año, para las vacaciones nos queda la estación que menos invita a la actividad, al movimiento, al abrazo. Es cierto que nos quedan las cálidas noches donde el frescor nos resarce del infierno del mediodía, de la obligada siesta, de la búsqueda de las sombras de los árboles. Pero no es suficiente, me gustaría disponer del tiempo como quisiera, no tener establecidos los días en que se supone que debo descansar y divertirme. Porque sentirse bien, disfrutar de vivir, no puede tener una fecha ni un horario establecido, podía haber sido hoy, o ayer, pudo haber sido hace un mes o un año, y no tuve tiempo de hacerlo porque no soy libre de elegir. Me queda un mes para las vacaciones y se me está haciendo largo, tan l