Anoche soñé con Tielmes
Llegué a las siete y media de la mañana, como cada día, a mi trabajo. Encendí el ordenador y Antonio, mi compañero, andaba rebuscando en su cajón, porque no encontraba las llaves de su casa. - Tranquilo, ya aparecerán. - Es que no sé donde tengo la cabeza, siempre las pierdo. Las llevaba cuando he salido de casa, seguro, espero que no se me hayan caído por el camino. - No te pongas en lo peor, mira bien en el abrigo. - Ya he mirado... Se ponía nervioso con esos despistes. Era muy exigente consigo mismo, mucho. Tenía cincuenta y siete años pero parecía que sólo rozaba la cincuentena. Conservaba una forma física extraordinaria, había sido campeón de España de culturismo y venía andando hasta la oficina, veinte minutos de caminata, aunque nevara. Tenía una berlina Mazda azul oscuro, de gasolina, un coche precioso, con los asientos en cuero beige, eligió hasta el último detalle que lo adornaba, le había costado gran parte de sus ahorros, pero no le importaba, era