Hoy cumplo los últimos treinta y..., a partir de mañana iré caminando hacia los cuarenta. Supongo que cada vez iré percibiendo con mayor claridad, si es que eso es posible, el envejecimiento de cada célula de mi cuerpo. No es que me moleste envejecer, lo llevo bien, sencillamente es que no me parece justo. Cuando tienes 20 años la energía que te mueve es inagotable, noches sin dormir, excesos de todo tipo, pareces viajar en una montaña rusa de experiencias y sensaciones, encadenas día tras día y el mundo es un tipo lento que no consigue seguir tus huellas. Vas tan rápido que los demás te parecen amebas atónitas de su propia existencia y buscas con quien compartir el huracán de emociones con que te embriagas, a cada minuto. La gente que te rodea es guay o cutre, la carrera es sólo un trámite que cumplir, lo único que importa es la diversión, el placer instantáneo, el ahora. Cuando tienes 25 años te vas dando cuenta que el tiempo pasa, y deja huella, y que lo que haces importa,