La quinta misión
Sin ninguna duda esto dificulta enormemente nuestro trabajo, deberíamos cuidar por donde caminamos, porque nuestras huellas resultan visibles.
Estamos en una caseta al norte del campamento enemigo, estudiando la forma de cumplir nuestra misión, que consiste en hacer volar en pedazos la antena del radar.
Los nazis la han montado sobre una montaña, a la que sólo podemos acceder por un teleférico, o escalando la ladera sur, más allá de un campo de minas.
Tal vez mi compañero, el espía, pueda robar un uniforme y hacerse pasar por uno de ellos, de esta forma, mi trabajo sería mucho más fácil.
Estamos en una caseta al norte del campamento enemigo, estudiando la forma de cumplir nuestra misión, que consiste en hacer volar en pedazos la antena del radar.
Los nazis la han montado sobre una montaña, a la que sólo podemos acceder por un teleférico, o escalando la ladera sur, más allá de un campo de minas.
Tal vez mi compañero, el espía, pueda robar un uniforme y hacerse pasar por uno de ellos, de esta forma, mi trabajo sería mucho más fácil.
(21/12/1941) Ya han caído más de diez, pero aún quedan muchos en pie y no sé como llegaré al sur de la montaña.
Las patrullas se han incrementado desde que encontraron a uno de ellos que no me dió tiempo a esconder. Mi compañero los neutraliza distrayéndolos mientras consigo escabullirme a sus espaldas, pero aún así, son demasiados. No consigo encontrar la ruta de acceso a la ladera, es muy peligroso y no puedo arriesgarme. Mi oficial ya me dejó claro que no podía contar con más hombres, que debemos hacerlo solos, y no puedo fallar a mi compañero.
(22/12/1941) He conseguido llegar arriba. Subí por la ladera y después de cargarme al vigía, corrí hasta la estación del teleférico. El encargado de vigilarla ya había recibido la visita de mi compañero y descansaba plácidamente.
Desde esta posición veo la antena, demasiado lejos para llegar sin que me vean. Mi compañero está hablando con la patrulla de vigilancia, lo que me dará más tiempo, pero no sé si será suficiente para trasladar los bidones de combustible hasta la base del radar, sin dejar huella.
Una vez que consiga volarla, cogeremos el autogiro que está al lado.
Deberemos darnos prisa, porque estaremos completamente a la vista y podrán hacer diana fácilmente. Me hubiera gustado cargármelos a todos y no tener que salir corriendo, pero no va a ser posible, son demasiados.
(23/12/1941) Ya estamos de vuelta en nuestro campamento. Mi oficial nos ha felicitado, seguramente nos hemos ganado un par de medallas.
La explosión se oyó por todo el valle y ha dejado incomunicado al ejército nazi de la zona por una temporada. Los que quedaron dicen que fuimos demasiado numerosos y no pudieron defender su posición. Parece que la historia la escriben los inútiles.
Mañana es nochebuena y celebraremos que seguimos vivos todos los del comando, el francotirador, el conductor, el zapador, el marine y el espía, y aunque sabemos que cuando esta guerra acabe cada uno volverá con su familia, hasta que eso ocurra, nosotros somos nuestra única familia.
Las patrullas se han incrementado desde que encontraron a uno de ellos que no me dió tiempo a esconder. Mi compañero los neutraliza distrayéndolos mientras consigo escabullirme a sus espaldas, pero aún así, son demasiados. No consigo encontrar la ruta de acceso a la ladera, es muy peligroso y no puedo arriesgarme. Mi oficial ya me dejó claro que no podía contar con más hombres, que debemos hacerlo solos, y no puedo fallar a mi compañero.
(22/12/1941) He conseguido llegar arriba. Subí por la ladera y después de cargarme al vigía, corrí hasta la estación del teleférico. El encargado de vigilarla ya había recibido la visita de mi compañero y descansaba plácidamente.
Desde esta posición veo la antena, demasiado lejos para llegar sin que me vean. Mi compañero está hablando con la patrulla de vigilancia, lo que me dará más tiempo, pero no sé si será suficiente para trasladar los bidones de combustible hasta la base del radar, sin dejar huella.
Una vez que consiga volarla, cogeremos el autogiro que está al lado.
Deberemos darnos prisa, porque estaremos completamente a la vista y podrán hacer diana fácilmente. Me hubiera gustado cargármelos a todos y no tener que salir corriendo, pero no va a ser posible, son demasiados.
(23/12/1941) Ya estamos de vuelta en nuestro campamento. Mi oficial nos ha felicitado, seguramente nos hemos ganado un par de medallas.
La explosión se oyó por todo el valle y ha dejado incomunicado al ejército nazi de la zona por una temporada. Los que quedaron dicen que fuimos demasiado numerosos y no pudieron defender su posición. Parece que la historia la escriben los inútiles.
Mañana es nochebuena y celebraremos que seguimos vivos todos los del comando, el francotirador, el conductor, el zapador, el marine y el espía, y aunque sabemos que cuando esta guerra acabe cada uno volverá con su familia, hasta que eso ocurra, nosotros somos nuestra única familia.
Cuando estas solo, cuando estas en el peligro, cuando te dispones a dar el paso hacia el abismo, van apareciendo aquellos que no habias notado que ya eran tu familia.
ResponderEliminarY desaparecen de tu lado los que creías que estaban contigo... supongo que es un filtro natural para continuar el camino sólo en buena compañía.
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