Arrogante
No soy la mujer de la que estás enamorado, no he tenido tanta suerte. La vanidad te hace ser cruel, o tal vez sea la ignorancia de que me muero de amor por ti. Ha pasado el tiempo suficiente como para que pueda mirarte sin sentir que me absorbe el abismo del deseo, pero todavía late. Y para matarlo me ahogo en rutinas infinitas, en fantasías de realidades que nunca lo serán, ni lo han sido. Como ahora, que te estoy contando lo que ya sabes. Hasta me hace feliz ver cómo disfrutas despreciando lo que es tuyo, porque así consigo que al menos regreses para celebrar tu victoria. Es una lástima que creas que el amor es para siempre, porque no es cierto. Ni siquiera el mio.