A la ribera del Júcar
Anudé el lazo a la ribera del Júcar, en la barandilla del sendero que discurre bajo las casas colgadas de Cuenca. Cogí un lazo de color verde, con la esperanza de que aguante poco tiempo. Cuenca es una ciudad recoleta, su corazón está protegido entre las casas, iglesias, palacios y muros del casco antiguo, en lo más alto de la montaña. Para acceder debes subir por calles tan empinadas que acarician la verticalidad, pero que son tan bellas, que te hacen olvidar el dolor de tu carencia de preparación física para enfrentarte a este reto. La calle Madre de Dios te advierte de que esa será la expresión que uses cuando corones la cima, si bien antes podrás parar a descansar un rato en el mirador del Jardín de los Poetas, un lugar que tu imaginación deberá llenar de flores y jardines que inexplicablemente aún no existen. Desde la base de la Torre de Mangana podrás enfrentarte de tú a tú con los estratos de la Montaña vecina y hacia abajo, podrás ver cómo se extienden las c