Feliz 2014

Es el primer año nuevo que lo he pasado realmente bien desde hace mucho tiempo.
Lo bueno de tener un blog es que puedes volver atrás y releer lo que acabó llegando al teclado en una fecha determinada.
No puedes autoengañarte recordando que aquello no estuvo tan mal, eres tú misma quien te cuentas como iban las cosas en realidad, o al menos en tu realidad.

Así que en 2006 puedo leer que no estaba para nadie, ni siquiera para mí misma.
En 2007 tampoco celebré el año nuevo como solía hacerlo antes de la muerte de mi padre, con cena familiar y posterior fiesta hasta bien entrada la noche.
Mi hermana se puso enferma y las campanadas nos pillaron de camino al Centro de Salud. Cuando llegamos celebramos el año nuevo con las personas que están al otro lado de las celebraciones, las que se quedan de guardia para que todo funcione mientras los demás nos divertimos.
Fue una experiencia que me ayudaría a dejar de mirarme el ombligo, al menos con tanta intensidad.

En 2008 parece ser que comienzo a pensar que tal vez exista vida ahí fuera y que merece la pena comprobarlo, es evidente que aún no sé como hacerlo, pero, como siempre, la actitud es lo que importa.

En 2009 parece que ha dado resultado tanto optimismo y aunque como dijo noséquién, la vida es aquello que te pasa mientras te empeñas en hacer planes, ya voy cogiendo el truco.

En 2010 por fín lo he entendido, aunque es evidente que no me ha gustado entenderlo y tengo un cabreo del quince. Como felicitación la verdad que deja bastante que desear, personalmente me resulta cómica, recuerdo cómo me sentía al escribirla y supongo que es como cuando a un niño pequeño le dices que por mucho que quiera, nunca podrá volar, seguro que se acabará haciendo a la idea, pero al principio se va a cabrear mucho.

En 2011 no hay felicitación, ni hay muchas entradas en el blog y es porque llegamos a ese año arrastrándonos, literalmente. Podría decir que 2011 fue el año en que acabamos de tocar fondo para coger impulso. En enero aceptamos una oferta por la compra de la casa y en abril la habíamos vendido, con todo lo que eso supone. Un día lo mismo tengo el ánimo de escribirlo, aunque lo dudo mucho.

En 2012 tampoco hay felicitación, ni tampoco hay muchas entradas. Ese año fue el peor de todos desde el punto de vista laboral y aquello se vino a sumar a la inestabilidad general que estaba viviendo. Supongo que ya que todo se había venido abajo, en plan derrumbe masivo existencial, sólo faltaba el trabajo para que me quedara claro que era necesario romper con todo.
En mayo de 2012 compramos nuestra casa y al menos pudimos parar para coger aire y descansar.


En 2013, hace sólo un año, recuerdo que tenía claro que ese iba a ser el año del cambio, aunque estaba algo asustada porque no sabía si sería para bien o para mal, si es que se puede pensar en el futuro en esos términos, que va a ser que no.
Sólo hay una entrada antes de que me despidieran del trabajo y casi puedo asegurar que no habría habido más si no lo hacen.

Y así llegamos hasta este año nuevo, hasta 2014.
No recordaba que llevaba tres años sin felicitar el año nuevo a quien quiera que se tome la molestia de leer este blog.
Y me parece una falta de consideración no hacerlo, creo que es esencialmente bueno desear que durante el próximo año, al menos el viento nos sea favorable.
No me atrevo a pedir mucho más.

Feliz 2014!

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