El anillo de Cigé

Allí está la frase sarcástica que callé, las palabras de amor que no tuve el valor de decir, el miedo a perderte, la llamada de teléfono que no fui capaz de hacer, la mirada que escondí, el abrazo que me reservé y el daño que no quise hacer, justo al lado del que no pude evitar que me hiriera.
La leyenda del anillo del Pastor Cigé creo recordar que es de Platón.
ResponderEliminarNo encuentro un enlace en el que se pueda leer y es una pena, porque es realmente buena.
Pues encontré uno :
ResponderEliminarhttp://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/filosofia/republica/2a.html
aunque al pastor lo llama Giges O_o por eso no lo encontraba.
No he leído la leyenda (aunque me reservo para otro momento), pero tu escrito está lleno de sugerencias acerca de lo que son las vidas (la nuestra, la única que conocemos (?)), llenas de actos que nunca llegan a realizarse o materializarse... junto a los que sí hemos realizado. Hay quien dice que mejor es arrepentirse de lo que uno ha hecho que arrepentirse de lo que uno no ha hecho... pero yo no lo tengo claro. En el anillo de Cige, según dices, todo se relativiza, pero no desaparece. En esas estamos. Un cordial saludo.
ResponderEliminarLa leyenda dice que quien lleva el anillo se hace invisible y eso nunca, nunca, nunca lo deben hacer las mujeres guapas. O casi nunca.
ResponderEliminar...y porque no somos hobbits, que sino la hemos armado...evasivas, evaporaciones, extrañas enamoraciones, enemigos de lo supremoreal...bonitas evocaciones de lo efimero e importante de la vida.
ResponderEliminarEse limbo debe ser interesante, a ver si un dia me doy una vuelta...
ResponderEliminarSiempre es bueno darse una vuelta por el limbo interior que tiene uno y dedicarle un poco de tiempo... Las cosas que se aprenden...
ResponderEliminarTpoco es como para quedarse en el limbo mucho tiempo, la evasión de la realidad es un arma de doble filo, en donde la cercania abruma y el distanciamiento no te hace ver las cosas como son, aunque en breves dosis es super efectivo ya lo decia el profesor Keating subirte a una mesa y ver las cosas desde otra perspectiva hace que lo veas todo de mejor "color", me alegro de tu vuelta
ResponderEliminarJonás, creo que es cierto que nos arrepentimos más de las cosas que no hemos hecho, pero es porque imaginamos que hubieran sido maravillosas.
ResponderEliminarCuando la realidad interviene, todo cambia.
Con el anillo se puede hacer lo que uno desee porque que nadie más lo sabrá, sin embargo siempre queda la conciencia y al menos la mia es implacable, afortunadamente.
Vicente, gracias, como siempre, en el "casi" está la clave.
ResponderEliminarGaiar, va a ser antes de lo que crees, un día de estos tenemos que quedar.
ResponderEliminarPelao, cuando no se puede hablar claro lo mejor es limitarse a evocar ideas, con la esperanza de que nazcan en los demás.
ResponderEliminarFunko, siempre es bueno dedicarse tiempo y pensar :)
ResponderEliminarPitxi, de ahi lo de llevar el anillo puesto de vez en cuando, aunque reconozco que me tienta dejarlo para siempre, pero entonces tampoco sería yo.
ResponderEliminarLo que es una verdad absoluta es la paciencia que tiene la gente que me quiere, me toleran estas escapadas a mi mundo interior y siempre están ahi cuando regreso.
Tal vez eso sea una de las razones por las que nos animamos con esas escapaditas y que tb nos animan a volver, con tu permiso me incluyo, saber que hay gente que te espera a tu regreso y que consigue que nada se venga abajo
ResponderEliminarMe has hecho pensar si el hecho de que se toleren esas escapadas en realidad no las fomenta... no sé.
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