Gerry era incapaz de mantener la regularidad en nada de lo que hacía. Perdió sus anteriores empleos porque aunque se aplicaba con todo su esfuerzo en la tarea que se le encomendase, no conseguía hacerlo de forma continuada. Le pedían que repusiera los estantes de las conservas y cuando el encargado iba a revisar su tarea, Gerry ya no estaba, la estantería estaba medio vacía y Gerry andaba llevando las bolsas a una anciana a su automóvil, o se había dedicado a barrer el almacén, que seguro que necesitaba un repaso, pero no en ese preciso momento. "Prioridades, Gerry, prioridades ¿como te lo tengo que decir? así no vas a durar aqui, muchacho". Era un buen chaval y todos los que le despidieron de sus anteriores trabajos lo hicieron con una gran pena, que olvidaron al minuto siguiente. "El tiempo no espera a nadie Gerry, debes hacer lo que debes hacer y cuando debes hacerlo, lo demás no importa, si no, el momento pasa y no vuelve", recordaba las palabras de su madre com...