La mariposa blanca

La reunión había empezado a las diez, eran ya las doce y cuarto y no tenía la impresión de que fuera a acabar pronto.
- Disculparme un momento, tengo una llamada urgente, ahora mismo vuelvo.

Salió de la sala de reuniones mirando el móvil y fingiendo tocar los botones. No aguantaba más.

Su Jefe era un plasta consistente, no había dejado de hablar desde que comenzó la reunión.
Era un incontinente verbal encantado de escucharse a si mismo, un torrente de palabras encadenadas sin el menor sentido de las bondades de un argumento sintético.
Un pesado sublime de esos que no te dá opción a preguntar, a rebatir, a pensar.

Sólo hablaba y hablaba, llenando el aire de imaginarias burbujas vacías de cualquier información o interés, sólo el murmullo, el río del tedio fluyendo sobre la mesa de reuniones, entre los papeles, desparramándose hacia el suelo, invadiendo las paredes, asfixiando cualquier iniciativa, ahogando cualquier resquicio de inteligencia.

Su incompetencia debería ser delito de ejecución inmediata, por la mano de aquellos que la sufrían. Su estupidez, su mediocridad, su incoherencia, todas las cualidades que le adornaban deberían ser agravantes para que esa ejecución conllevara un sufrimiento mayor.

Qué gigantesca ineficacia, qué falta de respeto hacia la humanidad que pretende evolucionar desde el eslabón perdido.

Con esos pensamientos en su cabeza bajaba las escaleras hacia el portal del edificio, para fumarse un cigarrillo. No había salido aún cuando ya lo tenía en sus labios y según cruzó la puerta el chasquido de la piedra del mechero contra el metal de la rueda produjo la llama.
La acercó al cigarrillo y aspiró, sintió el humo entrar en su boca, en sus pulmones. Un segundo y lo expulsó con furia.

Siguió caminando, hacia el parking, daría una vuelta y volvería cuando ya se hubiera calmado. Otra calada. Sin ningún resultado. La ansiedad no decrecía. Otra más.
Se apoyó en el muro del edificio. Hacía sol, un día precioso.
O un día como tantos, como muchos que había pasado perdiendo el tiempo de similares maneras ¿qué sentido tenía todo esto?, ¿merecía la pena?.

Volvían a su recuerdo las conversaciones consigo misma acerca de lo inhumano de vivir de esta manera, de lo absurdo de permanecer constantemente aguantando, sin límite, cuando apareció, de repente, una pequeña mariposa blanca.
Brillante y delicada aleteaba frente a ella, a la altura de su mirada.
Iba arriba y después bajaba. Fue hacia la derecha, voló al lado del muro y regresó de nuevo, permaneció un momento justo enfrente y después voló rápidamente hacia arriba, en dirección al sol. Trató de seguirla hasta que se deslumbró.

Pensó en la alegría que simbolizan las mariposas, pensó en la transformación, en la crisálida que se abre para dar lugar a un nuevo ser, la misma esencia con alas de libertad.

Sonrió y tiró el cigarrillo, ya no le hacía falta, la ansiedad había desaparecido. Su espíritu volaba, como la mariposa, por encima de todo aquello que lo ataba a la tierra. La esencia era la misma, pero ella era diferente.
Cualquier experiencia tiene el valor que uno quiera darle y ella decidió que de aquel día, la experiencia valiosa sería el vuelo de la mariposa y no aquella inútil y superflua reunión que no le aportaba nada.

Regresó de un humor excelente e hizo una propuesta para sucesivas reuniones.
Se podría plantear un orden previo de asuntos a debatir y un control del tiempo en las exposiciones, para conseguir que no se dilataran de forma irremediable.
Después de un sepulcral silencio, de varias miradas cómplices y muchas sonrisas escondidas, la propuesta fue calurosamente acogida por el resto del equipo, incluso una compañera se atrevió a decir, más allá de lo conveniente para conservar su trabajo, que traería para la próxima reunión un reloj, y lo pondría en el centro de la mesa.

La reunión se dió por finalizada.

Comentarios

  1. Pues si, mi jefe es un tio majo, pero plasta, muuuuuy plasta ¿he escrito ya en alguna ocasión que no aguanto a los plastas? ah! pues es buen momento para recordarlo.

    Adoro el silencio, las ideas claras, concisas, llenas de contenido, la sencillez... :)

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  2. Yo suelo tener reuniones de esas un par a la semana, ademas de quitarme timempo nunca se aclara nada mas alla de loq ue se aclaro a los cinco minutos, el resto es divagar y dar vueltas, con el detrimento que a i velta el trabajo se me ha acumulado y todo mi esfuerzo por ponerme al dia se ha ido al traste, no ha sido una buena semana......

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  3. ¡Pobres de aquellos que no saben callar a tiempo!

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  4. esto que has escrito es precioso, cada día escribes mejor

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  5. Color la entrada de una historia verdadera es mi respuesta tu post. ¿Nunca has pensado en publicar en una editorial lo que escribes? pues por fi yo te animo porque cada día me sorprendes gratamente. un abrazo enorme. Os recomiendo a todo un libro llamado "Compañia" de Samuel Beckett,un autor que considero muy importante por lo que aportó al mundo de la literatura, por el riesgo de sus innovaciones estructurales. tiene un relato que resume en cuatro lineas el retrato de su madre. de una manera presica escueta poetica y sonora. deslumbrante.

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  6. y es que no hay nada mejor que un silencio a tiempo...

    Besines embrujados

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  7. va de mariposas la cosa(entre birdyG y tu)...genial como siempre...atizando silenciosamente.
    salud.

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  8. Cuando me tocaba asistir a reuniones, lo único que pedía es que acabaran el viernes a las 3 de la tarde.

    Tanto rollo para nada. Burbujas de jabón.

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  9. Pitxi, lamentablemente nosotros también tenemos varias reuniones de esas a la semana y si por él fuera serían diarias... no lo entiendo, de verdad que no lo entiendo O_o

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  10. Pues si Vicente, si llego a hablar en aquel momento en vez de salir corriendo, no sé lo que hubiera pasado, uf!

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  11. Sí que había pensado en publicar algo María, pero... no acaba de cuajar, tal vez no sea el momento.

    Me apunto el libro para leerlo :)

    besos

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  12. Y nada peor que un silencio a destiempo Brujita, se queda todo lo que no se dice dentro y luego acabas escribiéndolo para que no duela... o una mariposa te enseña el camino :)

    besos

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  13. Si pelao, esta experiencia se la debo a María... y quien sabe si también mi trabajo :D

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  14. Al menos nosotros fichamos Chuso, el tiempo de más se computa a favor y luego se recupera o se paga, debe ser por eso que la hora de salida se respeta escrupulosamente.

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  15. Y comieron perdices...
    Pero no siempre es asi :)

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  16. Casi nunca es así, por eso las excepciones conviene recordarlas :)

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