On the beach

Posiblemente estas vacaciones están siendo las mejores que he pasado en muchos años, y eso que aún no he salido de casa.

No me gusta la playa en verano, me ha costado años llegar a reconocerlo, pero es así.
He luchado contra profundas programaciones mentales que me ofrecían como una verdad incontestable que es maravillosa la playa en verano. 
Los anuncios, las películas, las series de tv, no hacen más que retratar una imagen del verano en el que si no estás en una playa, no estás.

Pero no es así, hay muchas otras formas de disfrutar del verano, y además la playa es, de todas ellas, la última, porque hace mucho, mucho calor, el sol quema sin piedad y la gente abarrota cualquier lugar de la costa sin saber muy bien ni por qué está sufriendo en ese pequeño infierno.

Aún así, irremediablemente mañana me voy a la playa, pero sólo por el finde, y al fin y al cabo siempre hay que ser positivos, y es que llegará el momento en el que por fin, volveré.
Volveré con la piel abrasada, porque dá igual que me quede bajo la sombrilla en todo momento, volveré saturada de ver cantidad de gente en bañador, aniquilando sin rubor la estética y el buen gusto, volveré deseando sentir sobre mi piel el aire seco de Madrid.

A ver si va a resultar que lo único bueno que tiene ir a la playa en verano es lo mucho que echas de menos volver a casa.

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