Experiencia laboral: demasiada

Autor: http://es.123rf.com/profile_donskarpo
Hoy se cumplen cuatro meses desde que por fín dejé de trabajar.
Han sido casi seis años que podría resumir en ilusión, sorpresa, decepción, esperanza, angustia e infierno.
La ilusión duró casi cinco minutos, la sorpresa dos días, la decepción un año, la esperanza tres, la angustia un año más y el infierno lo estuve recorriendo, lentamente, el último año.

No es que me alegre de que me hayan despedido, porque no es sólo alegría, siento la más absoluta felicidad, por fín estoy en paz, las horas pasan con tranquilidad y todo el horror de los últimos dos años parece que prácticamente se ha desvanecido.

Hay puestos de trabajo para los que hay que valer. 
Por mi formación y experiencia durante los cuatro primeros años disfruté de mi trabajo, dentro de lo que cabía.
Pero en los dos últmos años me pasaron a la Agencia de Colocación y todo cambió.
No entré en intermediación laboral, que todavía podía haber resultado gratificante, de algún modo, sino como orientadora laboral. 
Y no con la capacidad de organizar el trabajo y atender de forma personalizada a la gente, no, sino en plan batalla, atendiendo el Club de Empleo, que para que cualquiera se haga una idea, era como la recepción de la Agencia.
Si, la recepción de una Agencia de Empleo, con la que está cayendo.
Ni la recepción del mismísimo infierno puede ser peor. 
Ni el propio Satán habría sido capaz de mantener el tipo allí, porque Dios no existe en un sitio así, no nos engañemos.

Lo que hacía, básicamente, era informar a la gente de los servicios que ofrecía la Agencia.
A cualquiera que entrara, sin filtro, con los seis millones de parados que hay en España y yo en la puerta de la Agencia de Colocación de Móstoles, la segunda ciudad más grande de la Comunidad de Madrid, con más de 250.000 habitantes. Sólo yo, sin apoyos, sin turnos, todos los días, a pelo.

"He visto cosas que no creeríais..." en serio, no podríais creerlas, no sólo he atendido a gente que no tenía ni idea de qué era una Agencia de Colocación, que es lo razonable, o que llegaban porque habían perdido el trabajo y no sabían qué hacer, que también, es que tenía que atender a todo el que pasara por allí, para lo que fuera. 
Acudían a protestar porque en el SEPE no les hacían ni caso, o porque les habían despedido de la noche a la mañana sin más, o porque llevaban trabajando meses sin cobrar, o porque se les había acabado el paro y no tenían para comer, o porque estaban sufriendo mobbing, o porque el dueño de la empresa se había fugado con la pasta, o porque se habían dado cuenta de que llevaban un año trabajando y la empresa no había cotizado ni un sólo día, o porque llevaban cuatro años en el paro y no les había salido ni un sólo trabajo en todo ese tiempo, o porque el banco les había deshauciado de su casa ese mismo mes y se habían tenido que ir, con sus dos hijos, a vivir a casa de sus padres, o porque la pensión de la abuela no dá para mantener a cinco de familia, o porque no tienen qué comer, o porque para llegar hasta la Agencia han venido andando desde la otra punta porque no tienen para comprar el billete de autobús, o porque están cansados, desesperados, porque no pueden más. 

Y allí estaba yo, con mi sonrisa permanente, tratando de ver el lado bueno de la vida, con toda mi fuerza y mi ánimo dispuestos a ayudar a cada persona que cruzaba la puerta, porque se lo merecen... pero te vas quemando, al principio ni lo notas, te haces tu coraza, tratas de ir sacando temas adelante, pero cada día, cada historia, cada lágrima de cada mujer y hombre que trata de que te pongas en su lugar, acaba horadando la coraza y el dolor penetra, sus vidas te llegan, sus historias te conmueven, a veces tienes que salir a respirar porque te falta el aire. Es más de lo que nadie puede soportar. 

Hasta qué punto el trabajo me hacía sentir mal, que empecé a sentirme físicamente mal, el último año ya el médico me daba por imposible, no sabía qué demonios podía pasarme, me decía que seguramente el estrés tenía mucho que ver, pero me negaba a que me diera de baja ¿cómo iba a aceptar una baja con lo que estaba viendo a diario?.
Si es por mi, me muero con las botas puestas, el Oráculo me decía que lo dejara, pero hay cosas que no se pueden dejar, no puedes renunciar.
 
Afortunadamente mi pesadilla acabó, la empresa tenía que despedir a varios y me tocó la lotería, porque estoy segura que de seguir así, no lo cuento. Antes de dejar de trabajar no podía asegurarlo, pero después de pasado este tiempo estoy segura de que estaba enfermando de todo el dolor que estaba viendo, sin poder hacer realmente nada.

Ahora me encuentro mucho mejor, el primer mes lo pasé durmiendo, no recuerdo haber dormido tanto ni siquiera estando "oficialmente" enferma, sólo me levantaba a comer para seguir durmiendo.

He formateado el disco duro de mi cerebro, he reseteado todos los sistemas, aún lo estoy haciendo y poco a poco, voy volviendo a situar mi cuerpo y mi mente en equilibrio. Es increíble que me esté llevando tanto tiempo, el daño había sido mucho mayor de lo que pensaba, pero al menos tiene solución. Tan fácil como alejarse para siempre de todo aquello y olvidar... aunque ¿cómo se puede olvidar algo así?, tantas personas, tantas desgracias, tantísima gente desesperada...

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