Cincuenta y cinco
- Que conste que no estoy conforme.
- Consta, Rubén, consta, y no le sorprende a nadie.
- Bien, pues vayamos al tema, es su cumpleaños, que es un hecho ineludible para todo el mundo...
- Salvo que se mueran.
- Elisenda, a ver si la que está un pelín picajosa vas a ser tú.
- Venga, sigue, que no tenemos todo el día.
- Pero ella sí, durante todo el día será su cumpleaños, dirá aquello de un año más, un año menos...
- La resta es imperturbable, cada vez le queda menos.
- Dirá lo de que ha cumplido el giro alrededor del sol...
- Es lo que tienen la física y las matemáticas, que cuadran.
- Y llegarán las felicitaciones, que no sé por qué le molestan tanto.
- No le molestan, le incomodan, que no es exactamente lo mismo.
- El cumpleaños es el aniversario del nacimiento, es la celebración de la vida que llegó y continúa, es un momento de alegría.
- Depende.
- De qué.
- De lo que comprendas que es realmente la vida.
- No vamos a ir por ahí, me niego, Elisenda. Es una convención socialmente aceptada que es un momento de alegría.
- Ah sí, eso, que la sociedad lo acepta como un hecho y por tanto, nosotros también debemos aceptarlo así.
- Tal cual lo has dicho.
- Por eso es solo incomodidad, porque es comprensible, aunque no sea conveniente, ni oportuno. Pero a ver cómo explicas algo así, no merece la pena.
- Entonces ¿la felicitamos o no?
- Haz lo que quieras, yo paso.
- Pues yo no, feliz 55 cumpleaños!!!
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