Siempre el 13

- Mira Rubén, ¿ves este mechero? tiene la altura de la llama perfecta, la resistencia del botón es la exacta y siempre, siempre, enciende a la primera.

- Muy bien, me alegro.

- ¿Recuerdas el anterior mechero?.

- Uf, era un caos.

- Pues sí, no encendía nunca a la primera y lo hacía con una llama que te quemaba las cejas, después de dejarte el pulgar presionando el botón. Casi era el pleno a la imperfección. También los hemos tenido con esa llama que solo asoma por el bocal, que no llega ni a alumbrar, que debes acercar el cigarrilo de forma que si no tienes cuidado, la apagas.

- O los que tienes que golpear dos o tres veces, boca abajo, porque si no, no funcionan, vete a saber por qué. O a los que hay que mover la ruedecita que regula la llama para que no salga tan alta, y al siguiente cigarrillo, para que no salga tan baja, y al siguiente cigarrillo, para que no salga tan alta y... en fin, Elisenda, tampoco vamos a hacer ahora un recopilatorio de anécdotas sobre mecheros, ¿a qué viene este afán?

- Ah, sí, pues que con las personas pasa lo mismo.

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