La flor del almendro


Cuando me tuve que meter en cama por el gripazo era aún invierno, hacía tanto frio que la calefacción no paraba de funcionar durante todo el día.

Antes de ayer salí al jardín a darle un achuchón a Patonetes y todo el calor de la vida que contiene la primavera me penetró en los pulmones.
Menudo escalofrío.
Pensé que me había vuelto a subir la fiebre, pero no, inesperadamente me dí cuenta de que todo lo que me rodeaba había cambiado en unos pocos dias.
La primavera ya está aqui y se ha llevado todos mis males, o casi todos, los que quedan caerán como frutas maduras a no mucho tardar.

La Reina me vió salir de casa y vino corriendo a darme un beso.
Cuando la abracé, percibí el aroma de su cabello ardiendo por el sol, el de la brisa que ha pasado entre las flores y ha acariciado su piel, percibí el pulso de la vida, de mi propia vida que vive en ella.

Creo que no hay otra forma de describir la felicidad.

Comentarios

Publicar un comentario