No hay un nosotros

Sentada junto a él miraba lo que M. había sacado de la cartera. Le pareció realmente curioso, y le preguntó si llevaba más cosas parecidas.
M. contestó que no, abriendo la cartera y dejando ver la foto de su pareja. Era un detalle tan romántico y a la vez ponía tanta distancia entre ellos, que una vez más pensó que allí estaba fuera de lugar. Claro que M. era adorable, pero sencillamente nunca lo sería con ella.

No recordaba cuando fue la última vez que había ido allí sin pensar si encontraría a M.
Desde la primera vez, siempre esperó volver a encontrarlo, y desde la primera vez, ya sabía que no tendría ninguna posibilidad.

Ahora que hacía más de un año que no le veía, pensaba en aquellos momentos como si fuera otra persona la que los hubiera vivido, tal vez deseando que hubiera sido otra persona la que los hubiera vivido y hasta en eso se engañaba, ya que si después de tanto tiempo aún le dolía, era porque aunque sólo fuera con dolor, quería que su amor siguiera vivo.

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