Escritura terapéutica

Llega tarde, aunque inexplicablemente, llega.

Ahora que le tiene delante no sabe qué hacer, baja la mirada y la hunde en la cerveza, buscando desaparecer.

Debería haber dejado las cosas como estaban, era mucho más cómodo, pero tenía que intentarlo, como siempre, y ahora se acerca, se saludan y se sienta frente a ella.
- Bueno, pues, ¿qué tal?

Sonríe disfrutando de la diversión, se siente tan seguro de sí mismo que resulta adorable tanta ingenuidad.

- Bien, aqui, como siempre
Está asombrada de que le haya salido la voz, la cerveza habrá tenido que ver, así que continúa.
- Este sitio ha cambiado mucho, creí que no podía ser peor, pero si, mira, se han superado ¿ya lo conocías así?
- Si, aunque vengo muy de vez en cuando, si no me hubieras mandado un mensaje no habría venido

Mira la cerveza de ella, se gira hacia el camarero y pide otra, bebe un sorbo, la mira directamente a los ojos y con aire condescendiente pregunta.
- Bueno ¿y de qué querías hablar?, deberías controlarte, parece mentira, que eres una mujer casada
- Y tú que sobrado vas, que lo de querer hablar no implica más de lo que es
- Ya, bueno, pues aquí estoy, dime
- Vale, espera que me tome dos más de estas y te cuento lo que sea
- A lo mejor no quiero escucharlo
- Ya lo sé, por eso lo estoy escribiendo en el blog
- Ah, tu blog
- Si, mi blog, ese que no has leído nunca
- Bueno, es que no me interesan los blogs
- Lo que no te interesa es mi blog, no hace falta que seas amable, es más, preferiría que no lo fueras y así tendría la excusa perfecta
- ¿La excusa perfecta?, ¿para qué?
- No hagas preguntas de las que no quieres conocer la respuesta
- Pareces olvidar que por eso no estoy aqui

Era cierto, en realidad no estaba allí.

- Lo sé, es que no se me ocurre un diálogo menos directo
- Qué falta de imaginación
- Tú siempre tan sincero... en fin, si no fuera por estos dulces momentos no podría vivir y no me explico por qué, aunque tal vez ya haya encontrado la respuesta
- ¿Ah si?, pues ya era hora, porque esta situación resulta ridícula
- No me subestimes tanto, soy incapaz de hacer nada sin tener un buen motivo
- ¿Y cual es?
- Lee el blog
- Vale, te mentí, lo leí y no encontré nada en especial
- Claro que no, porque ya no está
- No entiendo nada
- Y es porque no hay nada que entender
- ¿Entonces para que estamos aqui?
- Precisamente por eso, no estamos aqui

Le pierde, seguir negándolo no conduce a nada, ahora es él quien mira la espuma de la cerveza y suspira algo molesto.

- Esta situación me aburre
- Pues a mi me divierte
- Pero sigo sin entenderlo
- Pues está muy claro, la vida es un juego, todos tomamos parte en él, queramos o no, sería como el ajedrez, pero mucho más complicado. Hay gente a la que el ajedrez le parece aburrido, personalmente creo que es porque no lo entienden.
- ¿Bueno, y entonces para qué querías quedar conmigo?
- Porque sabía que no lo harías
- No tiene ningún sentido

Y eso lo afirma alguien que no está, no puede tener una lógica más nítida.

- Que no lo veas no significa que no lo tenga, lo tiene, los sueños son siempre mucho mejores que la cruda realidad, porque son inalcanzables
- ¿Soy inalcanzable? bueno, sigue, me encanta que me adulen
- Si, lo sé, lástima que no te esté adulando, pero es lo que más me gusta de ti, que no te des cuenta
- ¿De qué debería darme cuenta?
- De que la inspiración necesita de una idea brillante, penetrante, absoluta. Que te lleve a lugares en los que nadie más ha estado y te haga regresar con tanta dulzura que no puedas evitar contarlo. La inspiración necesita del amor, aunque no tenga sentido, aunque no exista, y se sublima en el más absoluto rechazo, el desamor alimenta mejor que ningún otro sentimiento la inspiración
- Pues vale, tú misma, pero me parece una excusa de lo más simple
- Si, sabía que dirías eso, de eso se trata, ni enseñándote el desarrollo de la partida consigues tener una visión global de la misma.
- ¿Es que es lo que crees que me pasa a mi?

Sabiendo que no es cierto, le contesta.

- Si, absolutamente, pero no puedo culparte, es normal, me pasa muy a menudo y no sé por qué, supongo que pongo demasiadas trabas a la hora de escoger a quien quiero a mi lado.
- Es genial, en serio, alucinante, no sé si decirte que te equivocas, porque sé que es imposible convencerte
- Pues si, ni lo intentes, tal vez cuando consigas entender de qué va todo esto sabrás que no me equivoco, y entonces seguramente conseguirás ser, por fin, feliz
- Crees que no soy feliz
- No exactamente, estoy segura de que no lo eres
- Pues si lo soy, soy completamente feliz
- Si, claro, y yo soy virgen y los elefantes vuelan, pero no importa, tampoco es el momento de que te des cuenta, supongo que habrá que esperar

Ahora ha pasado del aburrimiento al enfado, se le ve bastante enojado.

- A qué
- Mira las estrellas, siente como el viento acaricia tu piel, dirígete allí donde el sol se oculta, no sientas temor...
- Pero mira que eres complicada
- Bueno, te diría que si follamos ya de una vez y nos ahorramos los preliminares, pero ¿qué sería de la vida sin saborear cada instante?, no espero que digas que si, así que mientras tanto...
- Haces bien en no esperarlo

Y la oscura realidad que siempre anda fastidiando alrededor por fín hace su aparición.

- Demasiado para mi inspiración, debería haber seguido sin intentarlo
- Sabes que debes olvidarme ¿verdad?
- Lo sé, debo aprender primero cómo se hace y después practicar mucho, van a ser más de 19 días y 500 noches, aunque me han dicho que ahora hay unas pastillas perfectas para eso, me he comprado una caja, se llama Keleden, con keledenato o no sé qué. Creo que me tomaré una justo ahora, dicen que son increíbles.
- Pues estupendo entonces, ¿pedimos otra?
- Mientras no sea la última
- Eres increíble
- Pero parece ser que no lo suficiente
- Va, déjalo ya
- Venga, pide otra, y aprovecho para tomarme el Keleden.