Unas cuantas nubes

El zoomclouds está configurado para buscar las palabras que más se escriben en todos los post de este blog.
A ver si me sale una historia juntando las palabras que salen hoy, pero en orden:

*"El invierno de 1941 fue de los más terribles que tuvieron que soportar en aquella aldea escondida entre dos colinas. ahora era el momento de preocuparse por llegar a la primavera con vida, y no parecía fácil conseguir que fuera posible."
Acabas de escribir estas líneas, y piensas que tal vez hubiera sido mejor escribir un poema de amor en el blog, pero ya estás cansada de ahondar en la misma herida.

Está CLARO que el amor es una emoción aniquilante.
Siempre has preferido las relaciones superficiales, basadas exclusivamente en el placer y el sexo.
¿Que podría haber mejor que saludar a alguien a quien quieres allanar tocándole el culo?, sería una forma directa de dejar claro lo que realmente quieres, sin machacar al cerebro con estrategias más sofisticadas, porque el sexo no lo es.

Sin embargo, el amor es como jugar a commandos, te pasas horas planeando estrategias, acercamientos, vas maquinando como pillar al enemigo con las defensas bajas, hasta que consigues lo que realmente estabas buscando desde el principio, vencerle.
Y cuando lo tienes, empiezas a pensar en los cambios que podrían mejorar el amor que tanto te ha costado encontrar, Como pasarse los dias peleando porque no se te escape de las manos, aunque eso suponga que el deseo vaya haciéndose una circunstancia trivial, a la que el tiempo sólo ayuda a envejecer, y a olvidar.
Será que no sabes que el amor es un pijo que no soporta tanta vulgaridad.
No come en platos usados mil veces, ni se alimenta de recuerdos llenos de telarañas.

Sales de tus pensamientos y recuerdas que tenías que ir a una entrevista con tu asesor matrimonial, y llegas tarde. Hace tiempo que ya no te sirve de nada la consulta, pero dejar de ir sería como tirar definitivamente la toalla.
¿Cuanta gente se ha sentido alguna vez como tú y lo ha solucionado así? lo cierto es que salvo lo que se ve en las películas americanas, no conoces a nadie, y allí estás, ofendiendo a tu inteligencia, que mientras te pide a gritos libertad, la andas ahogando con terapias recurrentes que tratan de resucitar un amor muerto y enterrado.

La libertad sólo la pueden soportar los que no tienen miedo a buscar alternativas, los que se saben con suficientes recursos para conseguir salir de su prisión.
Y mientras lo dices, las lágrimas comienzan a salir, como la lluvia inesperada que no sabes como parar.

El silencio comienza a hacerse incómodo, miras a través de la ventana y en el kiosco de enfrente ves una revista con el último florero de la obregon. Cuanta superficialidad. La de los que no aceptan que haga con su vida lo que quiera. La tiran piedras virtuales como si trataran de lapidarla.

Poco a poco vuelves a la realidad de la consulta. Los recuerdos están en fila, esperando a salir y calmar de alguna forma tu soledad, pero ya no quieres continuar, al fin y al cabo no encuentras consuelo alguno. Te levantas de la silla y te despides amablemente.

Has acabado muy tarde y ya es de noche, siempre pierdes la noción del tiempo. A veces piensas que podrías viajar hasta tunguska y volver, y no te darías ni cuenta, de lo absorta que te quedas en tus pensamientos.
Cuando regresas a casa todo permanece igual, el tiempo se niega a pasar y cambiar lo que tú no puedes cambiar. Cada vez se aleja más la posibilidad de una victoria. *