Cowboy

Casi eran las seis en punto y aún no había llegado nadie a Delina´s, una cafetería de enormes escaparates de cristal que hace esquina, a la sombra de las torres Kio.
Ella estaba sentada en una de las mesas del fondo, miró alrededor y vió que entraba un chico alto, atractivo, que se acercaba a la barra.
No había mucha gente, tal vez unas diez personas, y llevaban allí más tiempo que ella, así que se fijó más en él porque tal vez fuera del grupo, y porque había algo que le resultaba muy familiar.

Hacía más de cuatro años que no le veía. Realmente pensaba que se había marchado hacía mucho tiempo, pero allí estaba. Cazadora de cuero, botas, y ese aire de vaquero inconfundible que sólo dominan una minoría muy selecta de hombres. Siguió mirandole para estar segura, y se dió cuenta que llevaba el pelo mucho más corto y había perdido algo de peso, lo que le hacía parecer aún más alto.

En ese momento se giró y la miró, sin reconocerla, después siguió mirando más allá de los cristales del escaparate, seguramente esperando ver a alguien conocido y volvió a mirarla a ella, que aún le mantenía la mirada.
Entonces la recordó y se acercó.
- Hola ¿que tal?.
- Muy bien, cuanto tiempo.
- Si... aún no han llegado.
- No, eres el primero, espero que no se retrasen mucho más... me alegro de verte.

Después fueron llegando los demás y mientras hacían tiempo, antes de marcharse a la exposición de Escher, observó cómo lo había tratado la vida.
Su forma de moverse con seguridad seguía allí, demostrando que durante todo ese tiempo había seguido siendo el dueño de cualquier situación, la sonrisa irresistible, la profunda y cálida mirada de ojos castaños que conseguía hacer temblar a cualquier mujer.

Hay personas que cuando las conoces te dejan una impresión imborrable, que al recordarla te hace pensar que tal vez sea tu imaginación la que pone pinceladas de color a la realidad.
Sin embargo, cuando pasa el tiempo y vuelves a verlas, y compruebas que tus recuerdos son fieles a la realidad, es como si constataras que se puede triunfar sobre la rutina y la mediocridad que esta vida nos obliga a vivir.

Comentarios

  1. No sé si viene muy a cuento, pero es cierto eso de que hay gente que jamás olvidas.
    Por cierto, tu escribes muy bien ehhhh

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  2. Hay gente que, como tú, tiene ojos para ver lo que a los rutinarios se les escapa. Y sabes que quienes te miran, si saben ver, también encuentran cosas en ti.

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  3. Ferni, si, viene muy a cuento, y hay que hacerse a ello, no hay más remedio, y además así es más fácil de llevar.

    Y muchas gracias :)

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  4. Vicente, creo que a todo el mundo le pasa igual, en cuanto a que algo así se pueda encontrar en mi, bueno, hay que tener dinamita para reventar el muro que me rodea, y tiempo, y sobre todo, muchas ganas... y el resultado creo que no merece la pena, en serio, no lo recomiendo.

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  5. No te creas que es sencillo el que tu recuerdo permanezca en alguien, n que alguien imborrable permanezca en tu memoria, uno de los dias que peor me sentí conmigo mismo, fue cuando rescatando viejos recuerdos de un cajón vi unas cartas de una exnovia de la que estuve muy enamorado y no me acordaba de su nombre ni la reconocí al leer las cartas, no se me ha vuelto a olvidar

    P.D.; Por cierto me encanta Escher, ojala encontrara tiempo para ir a la exposición que hay ahora en Madrid

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  6. Una preciosa historia Pitxi, espero que ella nunca se llegue a enterar, porque joer, vaya palo! :D

    Si puedes ir a la exposición, pásate, merece la pena, pero en un horario extraño, porque cuando fuimos nosotros estaba hasta la bandera de gente, haciendo fila para ver cada cuadro... muy poco recomendable.

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  7. Yo de vaquero solo tengo las espuelas, casi nunca las uso, pero ahi estan... si, tambien...

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